El urbanismo de los tres niveles tiene como objetivo abordar de una manera integral el espacio de las edificaciones, las infraestructuras de abastecimiento, el espacio público, la biodiversidad y como la movilidad.
Para lograrlo se propone dotar de más funciones a la altura y el subsuelo y poder liberar espacio en superficie para favorecer su uso para las personas.
El urbanismo subterráneo se vincula a la movilidad, la gestión del agua y la energía, la logística y los servicios
El urbanismo en altura se relaciona con la biodiversidad, el agua y la energía. Por eso se incorpora captadores de energía solar, colectores de aguas recogidas de la lluvia, cubiertas verdes y arbolado. Además se potencia el uso de los tejados
El urbanismo en superficie queda liberado de algunas funciones y debera considerarse como el espacio central de la vida pública. Los puntos clave para su correcto funcionamiento son la accesibilidad de personas a pie y en bicicleta.
Los 3 niveles se diseñan en su totalidad, haciendo uso de su propia lógica y se interconecta con la lógica del resto de los otros niveles. La interconexión entre ellos viene de la mano de la edificación (que contempla los 3 niveles), la movilidad, los servicios, la biodiversidad y los ciclos de los materiales, el agua y la energía. El urbanismo de los tres niveles obliga a buscar una coherencia de la lógica vertical y horizontal, a la vez que la aplicación de las mismas resuelve de manera sistémica las funciones y las disfunciones urbanas.
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